Muchos años habían pasado ya desde mi debut en el maratón y
la que fue mi única participación en el maratón de casa, aquella vez fue la
primera y junto a esa sensación de satisfacción y orgullo por acabar un maratón
se me quedo un poco de sabor amargo debido a que desde el km 24 sufrí muchísimo
ya que me lesione.
Debido a esto afrontaba el maratón de Madrid con muchísima ilusión
y además también tenía un objetivo añadido que era ayudar a mi cuñado a que
terminara su primer maratón.
Poco os voy a poder contar de ritmos, entrenos, etc, este maratón lo iba a disfrutar de otra manera
y vaya si lo disfruté.
La mañana se levantó fría y desapacible, a las 6 de la
mañana ya se presagiaba que no iba a ser
un gran día para todos aquellos con objetivos concretos y ambiciosos, el aire
era molesto y muy frío.
Sin los nervios habituales avanzamos hacia la carrera con
cierto relax y observando todo a mi alrededor, normalmente voy más concentrado
y con un plan establecido por lo que me suelo perder muchas cosas, pero esta
vez no iba a ser así.
Nos preparamos y nos dirigimos a la salida, tardamos como unos
10 minutos en pasar por el arco de salida, mucha gente, mucha mucha gente.
Los primeros km muy tranquilos, con mucha gente alrededor y
sin cebarnos al inicio ya que los 5 primeros km son cuesta arriba, en seguida
se separan los de la carrera de 10 pero seguimos corriendo con mucha gente
alrededor.
Primera hora de carrera y todo va bajo el plan previsto,
ritmo cómodo para mi cuñado y no aparecen dolores. Estamos en una zona algo más
favorable y se nota. En el 16 se separa la gente de la media y empezamos a ir
un poco más cómodos, además entramos en una de las zonas más espectaculares de
la carrera. Fuencarral, Gran Vía, Preciados, Calle Mayor… y todo esto además
acaba en la media maratón con el subidón de que allí está la familia animando
como locos.
Hasta este momento todo iba bien, a partir de aquí entramos
en la zona más fea de la carrera, llegamos a la avenida de Valladolid y allí
parece que el viento quiere que nos demos la vuelta, un par de km que se hacen
interminables pero seguimos sumando. Hemos bajado un poco el ritmo pero
avanzamos lentos pero seguros.
Hasta ahora voy disfrutando muchísimo de la carrera,
animando a los demás corredores, agradeciendo a la gente su apoyo, viendo el
esfuerzo que está haciendo mi cuñado, corriendo por zonas preciosas de Madrid….
Esto es genial, que lo corten todos los domingos por favor….
Casa de Campo, estamos en la “maldita” casa de campo,
corremos por donde entreno a menudo y aquí ya se empiezan a ver cadáveres por
las cunetas, que daño hacer este tramo de unos 5 km, la gente aquí sufre
muchísimo. Poca gente animando, silencio solo roto por alguno que se atreve a
arengar a los demás .
En el 29 sorpresa, aparecen 4 amigos en bici que estaban por
allí y dijeron vamos a ver a los del maratón (dirían alguna cosa peor, ya
sabéis, estos ciclistas……. :) ) Así que
subidón, nos acompañan durante unos metros y nos dejan. Antes de irse me retratan a lo lejos.
En estos momentos empezamos a sufrir, la salida de la casa
de campo es una cuesta de unos 100 metros bastante pronunciada y hace mucho
daño pero estamos en el km 32 y es cuando le digo a mi cuñado que una vez
llegados a este punto ya no hay marcha atrás se llega si o si, cojo, andando,
arrastrao o al borriquito, pero llegar se llega. La verdad es que el pobre ni me
contesta, me mira como diciendo, “suerte tienes que me duela todo que si no te
iba a dar dos collejas para que te callaras de una puñetera vez que menuda mañanita me estas dando”.
Km 33 ambientazo, mucha gente cerca del puente de Segovia y
de nuevo la familia, mi cuñado empieza a sufrir bastante pero se toma una
ración de mujer y hermana corriendo y animando a su lado y además se mete un
gel de hijo que corre con él unos metros y que le dan un empujón para poder llegar a la
meta.
Pasamos otros km duros y feos para adentrarnos en Acacias
donde ya de nuevo vuelven a estar llenos los laterales y la gente anima sin
parar. Desde Acacias a Atocha es una recta interminable en la que ves a lo
lejos el fin pero parece que nunca llega, además el viento de nuevo se une a la
fiesta y sopla de cara con muy mala leche.
Ahora sí que sí, Atocha, esto ya está hecho, o quizás no, la
subida a Alfonso XII es muy dura, son pocos metros pero con mucha pendiente y
llevamos muchos km a nuestras espaldas, el problema es una vez llegados arriba
sigue subiendo durante toda la vuelta que rodea al retiro antes de entrar en el
paseo de carruajes.
Llegamos al último km con otra subida importante, en este
punto aparece mi mujer, hermana del nuevo maratoniano y se planta a correr con
nosotros ese último km, chillando y animando muchísimo y llevando a su hermando en volandas.
Ahora sí, entramos en el retiro, ambientazo total, la gente
anima a rabiar y el momento de gloria se acerca, a pocos metros mi cuñada
espera con el niño que rápidamente agarra a su padre y se dispone a entrar con él
en la meta, joder que ilusión, lo ha conseguido, me adelanto unos metros y les
dejo que disfruten de esos últimos 50. Objetivo conseguido.
Tiempo final 4:26. Este ritmo me ha permitido disfrutar
mucho y de otra manera de la carrera, no pienso hacer mención a la
organización, no lo merecen y no van a conseguir amargarme el maratón de mi
ciudad, en cambio sí voy a hacer mención al público de Madrid, siempre animando
sin parar, esos voluntarios siempre con una sonrisa y una palabra de aliento,
esos corredores “de siempre”, da gusto volver a sentirte arropado por gente
solidaria, que te ayuda, que te anima, que te apoya, que te cede el paso, que
te ofrece su agua…. el apoyo de la familia, sin ellos ninguno seríamos capaces
de llegar a la meta.
En resumen, me lo he pasado como un enano, ha sido genial y
además orgullosísimo del esfuerzo de mi cuñado, Oscar muy grande, te lo has
currado, enhorabuena.
Por cierto como anécdota, mucho mucho más duras las cuestas de Sevilla, donde vamos a parar...... ;-)